martes, 9 de diciembre de 2008

Roma vs Roca


Roma, las 5 de la madrugada en el tren hacia la ciudad propuesta para emprender el viaje. Mucho sueño, mala leche acumulada de algunas por motivos personales, hambre, peso en las mochilas, peso en las maletas, sin billete para empezar a viajar, el tren lleno de gente. Tenemos que viajar en vagones separados, los de la organizacion casi ni nos hacen caso hasta hace pocas horas. No nos fiamos mucho de ellos. No todo pinta perfecto, pero la promesa es Roma, asi que hay que seguir adelante.

Roca, 6 de la madrugada, todos en el bus para emprender el viaje, alguien necesita ir al baño, baja del bus, corre, encuentra un ricon donde aliviar su vejiga y vuelve al bus. Nada llamativo, si no fuera porque justo media hora despues de que el bus haya partido, tiene que parar en una gasolinera porque ese mismo "alguien" necesita volver a ir al baño. No sabemos si es normal, pero mi frase cuando me comenta su problema es: "tranquilo, en los viajes hace mucha falta gente asi", el porque de esta respuesta todavia lo estoy buscando.

Roma, una ciudad como cualquier otra cuando accedes a ella. Capital insoportable con poligonos industriales plagados de trafico y contaminacion; barrios de extrarradio con la ropa tendida en las ventanas y calles sucias con gente inerte en sus aceras. Un poco mas adentro se empiezan a ver edificios monumentales y se adivinan las primeras pistas de lo que suelen mostrar en las postales, lo cual te da un poco de aire para respirar y te alivia.

Roca, llegada al hotel (segun el cartel de la entrada, albergue o infierno segun los visitantes). Un minuto despues de entrar en la habitacion preparada para siete enanitos, alguien entra en el aseo y tira de la cadena para limpiar un poco el vater antes de usarlo. En menos de dos minutos ha dado tiempo de dejar las maletas e inundar el aseo. Buena estadistica para empezar el fin de semana. Alli dejamos a los de mantenimiento, salimos a cenar y a dar un paseo y cuando volvemos todo funciona perfectamente.

Roma, sabado bien aprovechado, con su Coliseo, su fontanta di Trevi, sus pateos, su foro, su calorcillo, sus amiguetes nuevos, fotos, monumentos y edificios de impresion y su "vamos a comer al macdonalds en un momento y seguimos rapidito".

Roca. Una vez aliviada la primera urgencia gastrica (comer) toca la segunda (mear); la cola del aseo daba la vuelta al comedor del macdonalds, la gente se pegaba al de delante para dejar pasar a los que iban a la terraza del local a comer porque estabamos taponando la puerta. Un solo inodoro para unas veinte personas que estabamos en la cola, mas la que habia dentro. Cinco minutos... diez... quince... veinte... mi vejiga empieza a odiarme y solo han entrado tres personas. Treinta y cinco minutos y tenemos por delante aun a 7 personas mas. Nadie se fia de nadie, todas nos miramos con cara de odio para que nadie dé un paso mas largo que la otra, "esa se ha colao??", la pregunta del millon... cuarenta y cinco minutos mas, E. y yo ya somos amigas intimas, estamos empezando a decidir quien en la cola es mas buena persona o menos, intercambiamos opiniones, hipotetizamos sobre cuantos inodoros habra y en que condiciones... cincuenta minutos de cola.. Las que nos esperan en la mesa deben pensar que hemos huido. Por fin entramos, y cuando salimos, las que nos esperaban en la mesa se han puesto a la cola para entrar en el baño. "Bueno chicas, yo os espero fuera fumando un cigarro, porque os queda un rato aun"

Roma, El Vaticano, sus columnas, sus colas, el guia que se atasca en la explicacion y empieza a decir cada dos palabras "testimonianza", no sabemos a que se refiere, pero nos da igual, estamos en Roma, en el Vaticano, despues de todo un dia de piedras, caminatas y fachadas impresionantes. El vaticano te confirma "eso" que siempre has pensado de la iglesia; tienen pelas, y muchas. La basilica es una autentica maravilla. Hago balance de todo el dia, vale, me he perdido la capilla sixtina, pero puedo decir que he visto "todo lo demas", ha sido un buen dia, solo me falta mear, y volver al hotel.

Roca, vamos en piña todas al baño, que por cierto casi no lo encontramos. Los servicios publicos mas limpios que haya visto en mi vida, y a las 5 de la tarde en el lugar casi mas visitado de la tierra, increible, impresionante el vaticano hasta en sus lavabos. Todo funciona perfectamente, los inodoros limpios, jabon en las jaboneras, papel en todos los portapapeles, tambien para secarte las manos, los secadores de aire funcionan...Vamos, el baño al que nunca has entrado. La iglesia (vuelves a pensar) tiene pelas, y muchas.

Roma; Cena tipica en local tipico de mas o menos el centro de la ciudad y despues visita a lo que nos quedaba por ver y ademas se puede ver de noche. Plazas y mas plazas llenas de todo, sobretodo de turistas. Ay estos turistas, que no te dejan hacerte fotos tranquilo en la fontana di trevi de noche... Luego de un paseito...a dormirla, que mañana aun quedan cosas por ver.

Roca. 5 de la madrugada del domingo. Empieza el trafico. Un baño en la habitacion para siete personas y cinco de ellas con la revolucion forjandose en sus intestinos. Me levando porque tengo que hacer pis, "el aseo ocupado a las 5 de la mañana??, bueno pues voy al del pasillo, total, solo voy a mear y es un momento", asi que cojo mi rollo de papel y me dispongo a abrir la puerta. Entra I. a toda prisa, conversacion:

I.- Adonde vas?
N.- Al baño de fuera porque este esta ocupado.
I.- No puedes porque he ido yo y tengo diarrea.
N.- Me da igual, de verdad, es una urgencia, necesito mear.
I.- Pues no, ya te he dicho que no puedes ir, y ademas yo he venido por esto.
(En este momento me ha arrancado el rollo de papel de la mano)
N.- (casi a gritos porque I. se iba) Dame un trozoooo!!!!


El paseillo de gente histerica y con el muelle y las piernas flojas, dura toda la mañana desde esa hora, algo debio sentarnos mal en la cena. Algo nos intoxico, no a todos, pero a casi todos. Y de ahi, la vuelta a casa con sus medicamentos "para taponar o para apretar", como sabiamente dijo I.

Quien ha sido el protagonista de este fin de semana??? La gran dama 'Roma'? o el ilustre señor 'Roca'??? jajajajaja.

Buona settimana e buonanotte

(Sigo con la pena de escribir con un teclado francés, que es como si me hubieran amputado la mano derecha, pero tengo que reconocer que mi cerebro se ha acostumbrado, y ha creado nuevas conexiones o atajos que me ayudan a sobrellevarlo.)

jueves, 4 de diciembre de 2008

Un mes de descanso


Perdon por no haber actualizado el blog en todo el mes de noviembre, y perdon, sobretodo (y en segundo lugar) por las faltas de ortografia que he cometido ya y voy a cometer durante el transcurso de esta escritura. Como ya sabéis, los que lo sepais, estoy sin mi preciado y super resistente computer, lo cual me obliga a disponer de aquellos que me prestan mis amigas/compis de piso. En este caso el de F., que por el simple hecho de no ser spanish, no tiene la maldita y tan caracteristica letra exclusiva de nuestro alfabeto (lo que me obliga a buscar sinonimos en nuestra lengua o en las extranjeras), asi como diversas funciones como la tilde "normal", cosa que me afecta bastante a la vista. En fin, este mes no ha pasado nada demasiado destacable, aunque he llegado a alguna que otra conclusion. En primer lugar me gustaria hablar de la ciudad que he bautizado como "la ciudad que me odia". Es la ciudad con mas arcos de Europa, segun cuentan los que en ella habitan. Como se deduce del malnombre que le he puesto, no me gusta nada. He estado solamente 4 veces en dicha ciudad, y a ver cual de todas ha sido peor. Caminatas inutiles, desorientacion, estres, contaminacion y mas contaminacion, lluvias torrenciales, cambios de anden de ulitmo minuto, maletas rotas y demas anecdotas acumuladas en mi memoria. Aun asi, sigo en mi empeño por conseguir que me guste (la ñ la he copiado de una conversacion del msn, thanks S.), cada vez que alguien me habla de Bologna para ir o estar alli, me irrito, y al final acabo yendo, pero irritada, lo cual puede tambien provocar un tipo de profecia autocumplida y eso haga que me salga todo mal. Bueno, dejo de hablar de ella para pasar a hablar de otra ciudad que provoca en mi organismo altos niveles de arousal, pero esta vez para bien (al menos por el momento y espero que para siempre): Roma. Mañana la vere por primera vez en mi vida muy a mi pesar eso de la primera vez. Es un viaje relampago, de solo tres dias, pero tambien es un viaje bien aprovechado para tan poco tiempo. Estoy contenta porque es una buena oportunidad de entrar en contacto con esa ciudad, de esta forma, si volviera alguna vez en mi vida, dejaria de lado museos, monumentos y demas santos para centrarme en disfrutarla como a mi me gusta disfrutar las ciudades. Quieta en medio de todo observando, respirando, viendo y oliendo todos y cada uno de los detalles que pueblan su atmosfera.
Y en dos semanitas... a casa :D y bueno, ya tuve mi descanso de Italia durante 4 dias en noviembre yendo a casa a pasarlos con la family como motivo del cumpleaños de mi madre. Que decir de ese momento en la puerta del restaurante cuando abrio la puerta y me vio por sorpresa para ella, sinceramente, creo que es lo mas bonito que he hecho en mi vida, o por lo menos, el momento mas emotivo (si hablamos de alegrias). Bueno, ya paro, que tengo que ir a hacerme la maleta, a comprar y a dejarme cosas listas para cuando vuelva, como pasar por el hospital de ordenadores a ver como esta mi niño.
Y esto para desquitarme de los malos ratos que he pasado: ñññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññ ñññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññ ñññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññ ñññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññ
no pensaba que hiciera tanta falta, jeje
que agusto me he quedao!!!!!

lunes, 27 de octubre de 2008

Un rayo de sol uo-oh-oh...!!


Hacía tiempo que no lo pensaba, pero estoy muy lejos de casa. Físicamente también, pero creo que mentalmente más, porque es verdad, que si quieren hacerte creer que todo va bien, lo consiguen. En realidad va todo bien, pero cuando tienes a alguien "de casa" aquí, te das cuenta de que te estás perdiendo un montón de cosas. Buenas y malas, por supuesto. Y claro que no se puede estar "en el plato y en las tajás", pero parece como que te falta un trocito de todo eso que te cuentan. Aquí las noticias llegan por teléfono, y no a todos les llegan todas. Luego, cara a cara, se reciben todas de golpe. Todo lo que ha sucedido en un mes en casa, te lo cuentan en cuestión de 10 o 15 minutos. Para ellos, en cuentagotas, conforme van sucediendo, conforme va cambiando cada pequeño detalle lo van viendo. A ti te llega todo junto, agitado, no mezclado, pero todo junto. Y en realidad lo agradeces, es como volver a casa. Cada detalle que te cuentan te sitúa en el lugar y en el momento en que ha sucedido. Por supuesto entre comillas, porque no has estado ahí y siempre te pierdes algo, pero aun así, te sientes en casa cuando oyes hablar de los tuyos a esa velocidad.
Vamos que aquí vives como en una nube. Aquí pasan las cosas al margen del resto del mundo. Casi no llegan noticias del resto del mundo, y las que llegan están distorsionadas, por supuesto, a favor de los que mandan aquí. LLegas un día y empiezan a pasarte cosas raras, cosas nuevas, cosas frikis, cosas y más cosas que ya he ido contando por aquí y por allá (teléfono..jeje). Y poco a poco tu vida se establece aquí, ahora eres como eres aquí, y haces ese tipo de cosas que se hacen aquí. Y no te das cuenta, pero te transformas, cambias, evolucionas o involucionas (según te dé). Esto es como un Gran Hermano, lo he dicho muchas veces, a juzgar por lo que opinan los excéntricos concursantes de dicho "reality". Que si aquí todo se ve de forma diferente, que si no entras en este mundo no sabes lo que es, que hay que vivirlo, que es una experiencia única, que si aquí todo se magnifica...etc...Pues sí, aquí, todo es así, absolutamente todo adquiere nuevas dimensiones, lo ves todo desde otra perspectiva, y la distancia ayuda a darse cuenta de muchas cosas sobre uno mismo y también sobre los demás, los que están aquí y los que se quedaron allí.
Pues este fin de semana pasado vino mi hermana y su ragazzo, jeje, de visita. Sólo due giorni. Pero due giorni que para mí han sido como un rayo de sol atravesando kilómetros y kilómetros de nubarrones. Ha sido un trago de agua en medio del desierto, un cigarrillo el tercer día después de dejarlo, una sopica caliente cuando tienes frío....Vamos...Sangre fresca, una transfusión. Quizás sea porque ha sido la primera visita que he recibido estando aquí, y espero que no sea la última, por cierto. Pero de verdad que me ha encantado, se me ha pasado volando, me he divertido muchísimo y claro, me ha sabido a poco. Y además vinieron cargados de cosas mías, cosas para mí y, por supuesto de noticias cotidianas, que para mí son absolutamente primicias. En fin, que ha sido un fin de semana de lo más enriquecedor. Extrañísimo, porque se han mezclado de alguna forma mis "dos vidas", pero realmente bonito.
Muchas gracias ragazzi...Sois los mejores. Os quiero!!!

jueves, 23 de octubre de 2008

La primera


Hoy, por primera vez ha habido una despedida ente los Gran Hermano. Los españoles de Cesena. N. y R. se van dentro de media hora camino de Milano para coger su primer avión a España desde que estamos en Italia. Para ver a sus chicos, a su gente y todas esas cosas... Pero me ha dado pena, porque se van una semana. Y en una semana se nota el hueco, y mucho. Desde el sábado Blind suena distinta, con la sonrisa de N. mirándome en la discoteca porque sólo nosotras conocíamos la canción. Mientras, la dulce R. intentaba sobrellevar su tremenda borrachera como mejor sabía. Así que nada, una semanita con un pequeño vacío en nuestras "vidas-en-Cesena" y por supuesto, en el Hostal. Pasadlo bien, chicas, y volved con ganas, que esta falta hay que compensarla...
No quiero pensar cuando llegue la hora de despedirnos todos en diciembre y/o en julio.
Buonanotte e arrivederci ragazze.
Mile baci

martes, 21 de octubre de 2008

La economía de las cosas

"Todo lo que suscita el deseo de visitar un lugar del mundo ya sea una ciudad, una región o el delta de un río. Todo lo que nos provoca las irresistibles ganas de ir allí de vacaciones, de probar su cocina o entrar en los lugares de culto; de aprender la lengua o reconocer al menos algunas palabras; de caminar en sus campañas, entrar en las tiendas, vagar por los mercados, visitar los museos, descubrir los restaurantes y los sitios que los otros no conocen; encontrar toda esa gente diferente a nosotros, y llevarse el recuerdo. Todo eso está en un libro."

A los pocos días de llegar a Cesena, S. y yo coincidimos en algo. Necesitábamos leer. Un libro cualquiera, para conocer mejor el idioma, para ayudarnos a aprenderlo, pero sobretodo, para leer. No he dejado de tener ese "monillo" desde que llegué aquí, con la maleta vacía de ese tipo de peso. Poco después ella encontró este texto en alguna revista gratuita repartida por las cajas de algún supermercado y lo guardó porque le gustó mucho. Yo, cada vez que lo leía, tenía más ganas de leer. Por fin me lancé y me fui a mi cafetería-librería favorita (lo de favorita sobra, ya que sólo hay una, pero precisamente por eso, es mi favorita). 16 euros, L'economia delle cose de Elena Varvello- Fandango Libri. Tenía ganas de leer algo italiano, no un best seller americano traducido. Este es un libro pequeño, corto, pero que te hace reflexionar sobre algunas cosas aparentemente triviales de la vida de cada uno. Había estado sentada con él y con otros 5 más en una mesa del Eros (la cafetería), tomando un capuccino y fumando algún que otro filtro, a la sombra de un gran árbol en una preciosa mañana soleada y bien aprovechada. Leí al azar un par de páginas de cada uno de ellos, y me quedé con este, precisamente porque te hace pensar sobre temas que, casualmente yo ya había estado pensando estos días. "La economía de las cosas" evidentemente no hace referencia a nada que tenga que ver con la economía de los mercados de divisas, sino al valor que cada uno le otorga a todo cuanto le rodea. Ahora un poco por el idioma, y otro poco porque hasta que no pasen dos meses no voy a poder comprar otro libro, lo estoy leyendo muy poco a poco, lo desgrano un poquito más cada noche. Me acompaña. Lo quiero como quiero a todos mis otros libros, pero con un poquito más de cariño, porque es el primero que me he comprado aquí, y me sirve como icono para señalar en mi vida esta pequeña nueva etapa que está empezando.

"...e allora, seduti nella vecchia cucina-vecchi pensili de legno plastificato, vecchie tendine a fiori cucite un secolo prima dalla mamma, quando ancora cucinava-alzeremo lo sguardo, da un capo all'altro del tavolo, i posti abituali di una vita intera di colazioni e pranzi e cene, entrambi abbandonati per sempre al fatto d'esser rimasti soli, davanti a una tazza di caffe annacquato e tiepido, perchè è questo che dovrebbe succedere, e uno dei due dirà, rompendo il silenzio, non ti preoccupare. Faccio io. Ci penso io."

Trad: "...Y entonces, sentados en la vieja cocina - viejos armarios de madera plastificada, viejas cortinillas de flores cosidas un siglo antes por la mamá, cuando todavía cocinaba - alzaremos la mirada, de una punta a otra de la mesa, los sitios habituales de una vida entera de desayunos, comidas y cenas, ambos abandonados para siempre al hecho de habernos quedado solos, delante de una taza de café aguado y templado, porque es esto lo que debería suceder, y uno de los dos dirá, rompiendo el silencio, no te preocupes. Lo hago yo. Me ocupo yo."

domingo, 5 de octubre de 2008

La princesa de la trenza con cuentas de colores


Cesena me da pistas de que esconde algo. Siempre lo he pensado. A parte de las cosas que hay para los turistas y los erasmus (jeje), hay cosas que no te cuenta. Que no se ven a simple vista, que están escondidas. Por toda la ciudad sientes que te observan, no sabes si son personas, aves (que hay muchas) o cosas. Sí. Cosas. Y aquí va una pequeña muestra:

"Érase una vez... Una familia que vivía en un pequeño pueblo del norte de Italia. El papá trabajaba como maestro en la escuela, y la mamá era costurera. Tenían una niña pequeña. Tan pequeña que todavía era una niña buena. Tenía la mirada viva, el pelo largo y negro con una coleta que le salía desde la nuca, y alguna mecha suelta que le caía por la cara y le daba un aire travieso, pero no le molestaba, a pesar de que mamá siempre se las apartara. A la niña le gustaba quedarse con mamá en casa en verano por las tardes. Le gustaba que le enseñara aquello tan difícil que hacía, y mamá se las arreglaba siempre para que la niña participara de su labor y acabara sintiendo que el resultado final era obra suya. Un día llegó el abuelo de la niña de visita a su casa. Los veranos eran época de descansar y al mismo tiempo de aprovechar los días de buen tiempo para visitar a la familia. A la niña le encantaba estar con su abuelo. Aunque lo veía en contadas ocasiones, porque no vivían en el mismo pueblo, siempre que se encontraban, él la sorprendía contándole cuentos antiguos de la región donde vivían, leyendas, e historias, que bien podría estar inventando, porque ella sólo se las oía contar a él. En cierta ocasión, ese mismo verano, pero un par de meses atrás, le había contado la historia de una princesa que tenía el pelo negro y largo como el suyo, y que llevaba una trenza con cuentas de colores ensartadas en el pelo que le recorría toda la espalda. El abuelo había exagerado la belleza de aquella princesa, y en todo momento la había estado comparando con la de su nieta, por lo que a ella le encantó aquella historia. En realidad la niña nunca volvió a recordar el argumento del relato, pero al mismo tiempo no dejaba de imaginarse cómo sería ella de mayor, y si en alguna ocasión llegaría a ser tan bonita como la princesa de su cuento. Desde el momento en que su abuelo se lo contó, la niña se dedicó por entero a cuidar sus cabellos cepillándolos a diario, y manteniéndolos limpios y brillantes. Mamá estaba encantada, porque por una vez, las mechas no le caían en la cara, y su imagen de niña buena se reforzaba cada vez que la niña sonreía (que era bastante a menudo, por cierto). Y entonces, decía, llegó el abuelo de visita a la casa. Pero esta vez no quería quedarse, sino llevarse a la niña de excursión a visitar algún pueblo de los alrededores. Así que mamá le puso a la niña sus botitas de ir al campo, unos pantalones cómodos, su camisa blanca con florecitas bordadas en los puños por ella misma, y una chaquetita roja y finita, por si refrescaba un poco. El abuelo tomó la mano de la niña, y se fueron a coger el autobús. El viaje fue tranquilo, y la niña estaba expectante porque no sabía hacia dónde se dirigían. Pero el abuelo mantenía una sonrisa amable cuando la niña le preguntaba, y ese gesto de complicidad le bastaba para adivinar que fuera donde fuese, le iba a gustar. Entonces llegaron, pero todavía tuvieron que caminar un poco más hasta llegar a un parque lleno de árboles, y con más aspecto de bosque que de parque. Se adentraron en él de la mano, el abuelo en silencio concienzudamente creando un halo de misterio a su alrededor, y la niña en silencio, porque pensaba que si hablaba o si decía alguna de las mil preguntas que le rondaban la cabeza, se rompería el hechizo en el que estaban inmersos. Así que levantó la vista un momento y vio delante suya y rodeada de vegetación, una escalera de piedra que no se sabía hacia dónde subía. El abuelo se detuvo ante ella, y entonces se arrodilló y se quedó a la altura de la niña. Le tomó la mano, y se la mantuvo abierta con la palma hacia arriba. La niña se quedó mirando la palma de la mano y el abuelo le pidió que cerrara los ojos. Entonces le puso algo en la mano. Algo áspero, como un bulto que la niña no acertaba a adivinar qué era. Le cerró el puño y le pidió que lo guardara hasta que él se fuera por la noche. La niña lo quiso meter en algún bolsillo, pero se dio cuenta de que no tenía ninguno, así que lo metió como pudo en una de sus botitas. Subieron las escaleras, y ante ellos apareció un castillo medieval enorme formado por dos torres y una muralla. El abuelo le explicó a la niña que en una de esas torres vivía la princesa de su cuento, que esa había sido la residencia de su familia desde hacía siglos. A la niña le temblaban las piernas, porque por primera vez estaba viendo con sus propios ojos algo de lo que su abuelo le había hablado anteriormente en sus historias. Tal vez no fueran tan mentira como ella pensaba. Le invadió una sensación de protagonismo, se había identificado tanto con la princesa, que no podía dejar de pensar que aquél era su castillo. Se imaginaba dentro de aquella torre mirando por la ventana y acariciando su hermosa cabellera negra llena de cuentas de colores mientras debajo, algún caballero le expresaba su amor utilizando a un juglar para esos quehaceres. Rodearon las dos torres caminando por encima de la muralla, luego bajaron para ver las torres desde una perspectiva más baja y cercana. Donde todavía se magnificaban más las dimensiones del castillo. Entonces la niña vio por la ventana una silueta, y quiso acercarse, pero su abuelo se lo impidió cogiéndola del hombro. Pero ella se escapó corriendo y tropezó con una piedra oculta en la pequeña maleza que había crecido durante años en aquel recinto. Se incorporó como pudo, y se dio cuenta de que se había hecho daño en una rodilla, así que el abuelo la tomó en brazos, y la sacó de la muralla, llevándola de vuelta al autobús, con el que llegarían de nuevo a casa, con mamá y sus labores. Papá se encargó de curarle la herida, ducharla y ponerle el pijama para llevarla a la cama. Una vez allí, el abuelo entró y le dio un beso de buenas noches. Se despidió de ella con un guiño y cerró la puerta. De repente la niña se acordó de lo que su abuelo le había dado esa tarde. Se levantó de un salto de la cama y se fue corriendo a buscar sus botas. Pero en las botas no había nada. Ni rastro del pequeño bulto que había tenido en su mano y en su tobillo durante toda la tarde. Recordaba que le había raspado la mano y la pierna con el tacto áspero que tanto le había molestado al cerrar el puño. Se sintió defraudada consigo misma. Sabía que lo debía haber perdido al escapar de la mano de su abuelo para dirigirse hacia lo que ella había pensado que sería "su princesa". La caída debió moverle un poco las botas y el bultito debió escapar sin que ella se diera cuenta. Entonces sonó el teléfono. Oyó a mamá hablar con el abuelo, y luego tocó la puerta para pasarle la llamada. No quería. Estaba temblando. Había perdido su regalo... Pero mamá insistió, y al final con un hilillo de voz a punto de echarse a llorar, contestó al teléfono. La pregunta del abuelo sonó como una bomba en su cabeza. "¿Te quedan bien las cuentas de la princesa en tu bella cabellera?"

Hoy he ido a visitar la Roca Malatestiana. Y estando en el recinto que está rodeado por la muralla, me ha dado un pinchazo en el pie, y me he agachado para tocarme el tobillo con el fin de aliviar un poco el dolor. He mirado al suelo y he visto una bolsita, como de tela de saco, de tacto áspero, y cerrada con un hilo de algodón con varias vueltas y un par de nudos. He pensado de todo, primero que era un ambientador, luego que era droga (yo siempre tan positiva...¬¬), y al final casi me rompo los dedos para desatar esos nudos diminutos. Y cuando he conseguido deshacerlos... me he encontrado con las cuentas de colores de la trenza de la larga cabellera de la princesa del castillo.

¿Lo veis como Cesena esconde secretos?